Malbec es sinónimo de Argentina en el mundo. Eso ya es un dato. Lo que esconde ese dato es que, en rigor, Malbec resulta un sinónimo de Mendoza, la principal provincia del vino de nuestro país: ahí se producen 9 de cada 10 botellas que se elaboran en Argentina y también se encuentra la mayor superficie de hectáreas cultivadas: 33.300 de las 38.800 cultivadas en 2014.
Sin embargo, el patrón de Malbec de Mendoza no es monolítico. Hay varios terroirs que hacen a la diversidad de la provincia. Y, de igual manera, cuando se habla del resto de los Malbec de Argentina se reproduce esa diversidad. Con un plus bien interesante: los contrastes resultan más marcados.
Basta comparar la intensidad rústica y especiada de un Malbec salteño con la frescura y elegante tanicidad de uno patagónico para darse cuenta. Porque si el Malbec en Argentina hoy tiene una virtud, es la de representar el perfil de cada terruño: como la variedad está plantada de norte a sur y de este a oeste, sirve como índice de “terroiridad”, si se nos permite el neologismo.
A continuación, repasamos los principales Malbec fuera de Mendoza, para conocer más sobre su estilo y potencialidad.
Noroeste, terruño extremo. Cultivado entre los 1.700 y los 3.100 metros sobre el nivel del mar, el Malbec de Valles Calchaquíes, en el noroeste argentino, es singular. Siendo el tercer productor fuera de Mendoza —con 1.400 hectáreas plantadas—, además de la altura y los suelos arenosos, la marcada amplitud térmica, la baja humedad y una importante exposición solar son la clave de la región. Terroir extremo, sus vinos briosos y longevos son fácilmente reconocibles. En palabras de Ignacio López, enólogo de Bodegas Etchart, “el perfil del Malbec calchaquí es de color violáceo profundo, con aromática frutal, compleja y especiada. En paladar es potente y generoso, con taninos maduros”. Para más datos, uno de los descriptores típicos es el morrón asado. Algunas etiquetas que ofrecen ese perfil definido son Cafayate Gran Linaje Malbec 2011, Colomé Estate 2012 y Don David Reserva 2012.
La Rioja, punto medio. Con viñedos entre los 1.000 y los 1.300 metros de altura, un clima cálido y cielos diáfanos, el cuarto productor de Malbec del país —con 660 hectáreas— ofrece un estilo personal. El epicentro es Chilecito, aunque hay otros terruños en crecimiento, como Angulos o la zona conocida como la costa riojana. Sus vinos comparten características con los del norte en cuanto al color intenso y una aromática especiada, sin embargo, en paladar son redondos y jugosos, con taninos firmes, al estilo cuyano. Collovati 2010 y Raza Argentina 2011 son claros ejemplos.
San Juan explora la altura. La provincia es la segunda productora de Malbec, con 2.050 hectáreas plantadas, mayormente en su valles bajos Tulum, Ullum y Zonda. Calurosos, ofrecen un perfil dulzón y frutal de Malbec. Sin embargo, una nueva zona despunta en la Cordillera: el valle de Pedernal. Plantado desde la década de 2000, aún es pequeño en superficie, pero su altura, entre 1.000 y 1.400 metros sobre el nivel del mar, propone una expresión balsámica y frutal, de paladar fresco y jugoso. José Morales, enólogo de Bodega Callia, se entusiasma: “Este clima fresco y seco nos permite obtener Malbec profundos como no teníamos en la provincia”. Al clima, se suma un suelo arenoso, con calcáreo y pedernal, que explican la elevada acidez de los tintos, como Pyros Barrel Selected 2013 y Paz 2009.
Una Patagonia, dos horizontes. En el sur, en torno a los paralelos 38 y 39, las provincias de Río Negro y Neuquén producen perfiles muy distintos de Malbec. La diferencia está en la historia y en el terroir. El Alto Valle del Río Negro lleva un siglo de tradición, con una naturaleza domesticada, en donde los añosos viñedos maduran lentamente sus uvas. Con ellas se logran tintos amables, florales y minerales, de rica frescura, como Humberto Canale Old Vineyard 2011 y Noemia 2011. San Patricio del Chañar, Neuquén, en cambio, acaba de cumplir diez vendimias. Marcelo Miras, enólogo de Bodega del Fin del Mundo, explica que “en este ambiente semidesértico de marcada amplitud térmica y presencia de vientos intensos el Malbec da otra cosa”. Su perfil es concentrado, de aromática frutal profunda, con paladar caudaloso, como Saurus Patagonia Select 2013 o FIN Single Vineyard 2009.
El resto recién comienza. Más allá de las regiones mencionadas, hay unas 400 hectáreas plantadas en otros rincones. Algunos son extremos, por su cercanía con el océano, como Sierra de la Ventana, en la provincia de Buenos Aires, y otros son mediterráneos y serranos, como los que se encuentran en Córdoba. Mención aparte merece la provincia de La Pampa, en la que crecen las inversiones de grandes jugadores, cuyos vinos, salvo Bodega Del Desierto, aún no llegan al mercado. Por nuevas, estas regiones aún no tienen un perfil definido de Malbec. Pero sin dudas aportarán su granito de arena en el mediano plazo.
Así, mientras que Mendoza ofrece un punto fuerte de concentración en materia de Malbec, el resto de la Argentina en conjunto sugiere muchos perfiles. Y se sabe: si el vino se trata de descubrir y maravillarse con las sutilezas, conviene probar los Malbec no mendocinos para descubrir alguno de ellos. Alguno, incluso, que enamore.