Tupungato: el placer inagotable

visitar bodegas en Tupungato

¡Aló, winelover! ¡Qué maravillosa es Mendoza en primavera! Sí, acá el fuerte es el otoño, ya te conté que los colores del paisaje y la vendimia son dos highlights de una belleza extraordinaria.

Pero la primavera tiene ese espíritu que nos da ganas de hacer más cosas. El sol y las temperaturas cada vez más cálidas invitan a caminar al aire libre. Muchos árboles florecen de color rosa (me recuerdan al Cherry Blossom del Jardín Botánico de Brooklyn, que este año me lo perdí). Con las tardes más largas, las veredas mendocinas comienzan a poblar sus mesitas cuando la noche todavía no terminó de instalarse.

Aunque en este rincón del planeta ahora estamos alternando algunos días veraniegos con otros helados, y hasta a veces todavía nieva en alta montaña, el tiempo de guardarse terminó. Como si me hicieran falta excusas, el clima empieza a ponerse todavía más perfecto para mis amadas salidas bodegueras. Así que aquí estoy nuevamente viendo cómo visitar bodegas en Tupungato, porque tengo varias pendientes.

Los tours recientes por Maipú y Tupungato me entusiasmaron a seguir explorando porque viajando entre 30 y 90 minutos desde la capital mendocina encontré algunos de los escenarios más increíbles de la provincia. 

Y para visitar bodegas en Tupungato, elegí tres bodegas que conocí en mis últimos roadtrips por la Ruta 89, para regalarte una segunda entrega con nuevas paradas que te inspiren a recorrer este circuito.

Visitar bodegas en Tupungato: ricos vinos y comidas

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La Azul

Llegué a este lugar gracias a Anita, una amiga de las chicas que me mostró fotos de una boda a la que asistió en este spot. Las referencias de aquella charla fueron suficientes para saber que sería un gran destino para un mini trip a la hora de visitar bodegas en Tupungato. 

Así que esta finca, cuyo nombre homenajea el color del cielo, fue la elegida para mi retiro personal. Que la casa de huéspedes esté atendida por Shirley y Pablo, sus dueños, hizo toda la diferencia. Para mí es súper importante el aspecto social y humano y realmente me sentí agasajada y consentida cada segundo de mi estadía. Ellos mismos cocinaron todas las noches un menú diferente y delicioso. Me quedo con el festín árabe, una de las especialidades de la casa. 

El proyecto hotelero está ubicado en el corazón de la finca, junto a la casa de los dueños y también comprende unas nuevas eco habitaciones (construidas en containers), piscina y cancha de fútbol. Me encantó la arquitectura moderna con mucha presencia de materiales nobles, como piedra y madera, y un diseño que se funde con el paisaje del Valle de Uco. Y la finca… Cada día me enamoro más de los viñedos.

Caminé junto a un grupo de turistas cordobesas que estaban ahí de despedida de soltera (parece que acá está de moda viajar en lugar de la típica bachelorette), entre parrales de Bonarda, espalderos de Pedro Ximénez, Cabernet Sauvignon, Malbec, Merlot, Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc y frutales como duraznos y ciruelas, que justo estaban florecidos, una hermosura. 

Dos recomendaciones para visitar bodegas en Tupunagato: reservá con tiempo y no te pierdas salir con una manta y una copa de Azul Reserva -corte de Malbec y Cabernet Sauvignon- a disfrutar de los colores y el silencio del atardecer.

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Sophenia

Esta bodega, situada en Gualtallary -un distrito del departamento de Tupungato, en el Valle de Uco- abrazó con muchísimo amor a la nerd y a la hedonista que viven en mí, que disfrutaron desde el segundo cero de una visita y degustación tan nutritiva en info como placentera. 

Resulta que el microclima de Tupungato es perfecto para que las uvas maduren lentamente y concentren aromas y sabores. Además, el terroir de Gualtallary, al pie de los Andes, le da a los vinos un perfil fresco y mineral único en el país. De la combinación del clima frío, la altura y el suelo de este lugar resultan unos vinos elegantísimos, intensos y con una textura particular.

Sophenia elabora sus vinos con uvas de su propia finca de 130 hectáreas plantadas en 1997 y 1998, que se vinifican y embotellan ahí mismo. Algo que me encantó es su compromiso con la sustentabilidad. El winemaker Joaquín Martín nos contó sobre los programas para disminuir el impacto que la bodega puede generar en el entorno a partir de viticultura orgánica, la minimización en el uso de agua y la incorporación de productos amigables con el medioambiente. Al mismo tiempo, nos comentó sobre las acciones que colaboran de manera positiva con la comunidad como, por ejemplo, donando insumos que se sustituyen en el viñedo y en la bodega a productores de la zona. 

Además de las etiquetas Altosur y Sophenia, me di el gusto de probar los Karma, la línea más innovadora de la bodega e impulsada por Eugenia Luka, segunda generación de la familia fundadora, que hoy apuesta por los vinos de mínima intervención (también tiene una línea de vinos propios llamada Es’Vino) con etiquetas donde el arte tiene mucho protagonismo. Te recomiendo que busques el Karma Malbec Maceración Carbónica, ideal para paladares curiosos y modernos.

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Casa Petrini

Una amiga sommelier de Juli y Tomi insistió en que incluya este point en mi recorrido para visitar bodegas en Tupungato por un motivo muy especial: aquí tiene mucha importancia el Tannat, una cepa que en Mendoza (y te diría que en Argentina) no está tan explorada. Así que organizamos una linda “escapada”, como dicen acá, con las chicas, con la decisión de pasar la noche en uno de los departamentos del Resort -con vista panorámica a los viñedos- y, de paso, aprovechar el spa, el restaurante, los espacios de meditación al aire libre y los circuitos fitness para hacer algo de ejercicio y darle otros matices a nuestra dolce vita

Volviendo al concepto de terroir, en Casa Petrini encontramos vinos impresos con la identidad del río Las Tunas, que fluye cerca de los viñedos, a 1.170 msnm, generando un clima especial. 

Durante la degustación, recorriendo la sala de barricas de esta bodega joven y boutique (75 hectáreas plantadas en 2013 con Chardonnay, Malbec, Tannat, Petit Verdot y Cabernet Franc), aprendimos que se trata de un lugar autóctono que nunca antes había sido cultivado y que en sus suelos diversos hay, según nos contó su winemaker, Ariel Angelini, una presencia importante de rocas basálticas que vienen del Volcán Tupungato, con propiedades magnéticas. Por eso los vinos son tan especiales.

Para tu próximo ritual de dolce far niente, te propongo un baño de burbujas en casa (o una noche de verano y piscina con amigas), una playlist de bossa nova y una copa de Casa Petrini Rosé, un curioso corte de Malbec y Tannat.

Te prometo más aventuras y nuevas coordenadas en los próximos posteos. Contame desde dónde me leés y con qué vinos estás acompañando la nueva estación. ¡Hasta el próximo descorche!

¿Más info sobre vino argentino? Acá te cuento más data.

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