¡Aló, wine lovers! ¿Cómo están? Por aquí, esperando la temporada de fiestas que nos pone en ese mood único, vertiginoso y lleno de esperanzas. Sí, sé que todavía hay tiempo para escribir la wish list del 2022, pero las decoraciones de Halloween que ahora visten toda la ciudad de un día para el otro son reemplazadas por las de Navidad. ¡Y el nuevo año quedará al alcance de la mano!
Personalmente, estoy disfrutando de las noches de series y, claro, de mi copa de vino. Las temperaturas bajas y estas dates conmigo misma me han llevado bastante seguido de visita a la vinoteca, así que las clases con mi gurú continúan escalando niveles. Incluso descubrí otro wine spot fascinante, Gary’s Wine & Marketplace, una tienda con una selección de vinos fascinante.
El mundo del vino es apasionante y, una vez que entrás, querés saber siempre un poco más.
La cuestión es que, luego de investigar el tema de la vendimia en distintos lugares del mundo, tuve una revelación. Últimamente estoy muy fan del vino argentino. Seguro notaron que le doy vueltas al asunto, consulto, pruebo diferentes variedades, pero casi todos mis elegidos tienen en común ese país de origen.
Como chica de las ciencias exactas, me cuesta creer en las casualidades, así que con este hallazgo fui a lo de Alex a consultar qué tiene de especial.
¿Por qué me gusta tanto ese vino, esos vinos? Si la “receta” es básicamente la misma, ¿por qué un Cabernet Sauvignon de Mendoza es tan diferente de los que había probado de Napa Valley?
Esto desbloqueó el siguiente nivel en mi carrera de rookie del vino y le abrió la puerta a un nuevo concepto: el del terroir. ¿Cómo son los terroir en Argentina?
Terroir en Argentina: ¿de qué se trata este tema?
Esta palabra de origen francés, que suena tan sofisticada, remite a lo más sustancial y verdadero: al clima, al suelo y a la interpretación sobre ese lugar de la persona que hace el vino. ¿Cómo será el terroir en Argentina?
Esto quiere decir que la suma de ciertos factores singulares de cada región -el paisaje, la geología, la biodiversidad-, y las prácticas vitivinícolas -decisiones que una persona toma en el viñedo y en la bodega basadas en su estilo, su historia y su cultura-, definen un montón de cualidades (como por ejemplo las texturas que percibimos en la boca) que hacen que cada vino sea único.
La cepa puede ser la misma, pero el terroir le da la identidad. La tierra se expresa en sus vinos y el vino cuenta de dónde viene. ¿Y el terroir en Argentina?
Si hablamos del clima, es un factor que influye enormemente en las características del vino y su perfil aromático. Por ejemplo, los vinos de climas cálidos pueden ser más intensos porque el sol permite generar más azúcar en las uvas.
En cambio, los de climas fríos son más ligeros y con mayor acidez. Si a esto sumamos las particularidades climáticas de cada añada (hay temporadas más o menos lluviosas o ventosas, veranos más intensos y heladas más o menos agresivas), el resultado va a ser siempre un vino irrepetible.
Terroir en Argentina: el secreto está en la altura
Retomo mi pregunta inicial con una certeza: el vino presenta distintas características ligadas a su origen. Entonces, ¿cuáles son esas tipicidades de la tierra en el vino argentino?
La respuesta está en la cordillera de Los Andes y los efectos que produce su altitud, que se mide desde el nivel del mar. Vamos con un ejemplo: los viñedos de California y de Mendoza (la provincia argentina que es la principal productora de vinos del país) están situados mayoritariamente en zonas desérticas, áridas y soleadas.
Sin embargo, el clima allí está moderado por las corrientes del océano Pacífico en el primer caso, y por la altura de las montañas en el segundo.
La misma variedad de uva, entonces, va a dar como resultado un vino en Estados Unidos muy diferente del de Argentina porque la huella del territorio es única.
Así, la clave es el concepto de altura. En las regiones vitivinícolas argentinas, los viñedos comienzan a partir de los 900 metros, llegan a los 2000 y en algunos casos superan los 3000 msnm.
Dice Alex que es todo un récord, que eso define la maduración de sus uvas y da como resultado vinos profundos, intensos, con mucho sabor y potencia.
También se caracterizan por su frescura, que viene de la acidez natural que se conserva gracias a la amplitud térmica de la montaña.
En el caso de Mendoza, es una región soleada donde los días son calurosos en época del vendimia -hacia el final del verano, cuando maduran las uvas- pero las noches son frescas. Entonces esa maduración es paulatina y se traduce en vinos voluptuosos y sabrosos.
Las montañas y mis recomendados
La feliz consecuencia son estos vinos únicos, amados y reconocidos en todo el mundo, sobre todo los tintos y especialmente el Malbec, que encontró las condiciones ideales para su maduración.
¿Qué dicen de mi paladar novato a la hora de elegir favs, eh? 😉
Para que entiendan de lo que estoy hablando, les sugiero googlear fotos y videos de los viñedos al pie de Los Andes, con una copa de un Malbec del Valle de Uco, otro de los Valles Calchaquíes y por qué no uno de Patagonia. Este ejercicio me permitió comprender de qué va el tema del terroir en Argentina.
Me gusta hacer este ejercicio para visualizar (¡con todos los sentidos!) mi nuevo destino de viaje pendiente. Se viene la época de pedir deseos y yo voy a soñar en grande.
Ahora cuéntenme ustedes: ¿conocían los vinos de altura? ¿Alguna recomendación? ¡Los y las leo!
