Un billón de árboles faltan en la tierra, 15 mil millones son cortados cada año y el 46 % de los bosques han sido destruidos. Esta evidencia científica es la que sustenta la iniciativa de la bodega 3SAPAS, fundada por los suizos Arnaud y Florian Frésard, y Gibbs (el perro de la familia), a quienes acompaña su flamante equipo compuesto por Jonás Lépine, Luis Coita Civit y Fernando Sota.
Bodega 3SAPAS
“Nuestro slogan es Convertir vino en vida y encarna la idea de que cada vez que tomás una botella de 3SAPAS, vas a dar una vida un árbol”, explica en un perfecto español Arnaud. “No solo porque el respeto y el cuidado del medioambiente es central para nosotros, sino porque creemos que compartir una copa de vino entre amigos, con una pareja o en familia, también es vida”.
3SAPAS busca, además del compromiso con el planeta, representar a su generación y renovar el mundo tradicional del vino. La sustentabilidad marca todo el proceso de producción y lo prueban el viñedo en transición orgánica, el papel reciclado para las etiquetas, las botellas de vidrio livianas y el tapón reciclable hecho en materia prima de caña de azúcar, para que todos sus vinos puedan estar certificados como orgánicos en el futuro. Pero decidieron ir por más, apuntando a convertir la operación en un impacto positivo para el planeta y a compensar más de lo que emiten. Junto a las ONG Un Árbol, Trees for Future y One Tree Planted, lanzaron el programa Una botella=Un árbol.
“Sabemos que el planeta está en una situación difícil, lo vemos con el cambio climático. Queremos inspirar a la gente y a otras empresas, que pueden ser económicamente sanas y funcionar haciendo un esfuerzo adicional para el planeta. Cuando pensamos el concepto dijimos: queremos hacer algo concreto, fácil de transmitir al consumidor.
Es importante que el consumidor entienda lo que hay detrás, porque hay muchas certificaciones, pero no siempre sabe qué significan y cuáles son sus garantías.
Y como sabemos que sin árboles no hay vida en la Tierra, surgió la idea de Una botella=Un árbol. Por cada botella que vendemos, financiamos el costo de desarrollo de un árbol nativo: las ONG se procuran las semillas y después las cultivan hasta que el árbol nativo sea lo suficientemente grande para ser traslado al campo degradado o amenazado por deforestación; allí lo plantan y hay un nuevo árbol nativo que participa de la rehabilitación del ecosistema.
Para la exportación, trabajamos con otras ONG internacionales para ofrecer la posibilidad del mismo concepto a los clientes del exterior”, explica Arnaud.
La tendencia de los vinos orgánicos, sustentables, está presente en Europa y en Estados Unidos. “En Argentina empezó hace cuatro o cinco años, pero va en buena dirección. Yo veo bodegas más focalizadas en recibir certificaciones que en pensar cuál es el impacto concreto que quieren tener en el planeta y si va a ser beneficioso para todos.
En promedio, a lo largo de su vida, un árbol puede compensar la huella de carbono de más de mil botellas. Es un adicional a largo plazo que tiene mucho más valor para el planeta que una certificación cuya validez solo dura el año en curso.
Es decir, podés recibir una certificación orgánica (o cualquier otra certificación) por el transcurso de un año y luego volver a la viticultura tradicional, y así se pierde el beneficio para el planeta”, señala el fundador de 3SAPAS.
Una pasión sin fronteras
3SAPAS es el resultado de una pasión: la de Arnaud que, después de enamorarse de Mendoza en un viaje de intercambio, comenzó a fantasear con la posibilidad de iniciar un negocio vitivinícola.
Junto a él y su hermano, trabajan el ingeniero agrónomo y enólogo Luis Coita Civit –que tiene una amplia trayectoria en bodegas− y Fernando Sota, un experimentado enólogo. Jonas Lépine, encargado de ventas y marketing −con una extensa experiencia en esas áreas−, completa el equipo.
Ubicada sobre la ruta 89 en Tupungato, Valle de Uco (Mendoza), la finca tiene 46 hectáreas totales, de las cuales 35 son viñedos. “Estamos rehabilitando la finca. Aparte de los viñedos, el resto son tierras nativas que queremos conservar, evitando la monocultura. Plantamos más de cinco mil árboles, plantas y flores (como rosales y lavandas) para tener biodiversidad en el viñedo y que los suelos sean de mayor calidad. También queremos tener abejas”.
La bodega, hoy en construcción, producirá su propia energía fotovoltaica para evitar el uso de combustibles fósiles y será completamente sostenible. Contará con un área de turismo que incluirá un restaurante con una vista privilegiada de la Cordillera de los Andes.
Las etiquetas −al igual que todo en 3SAPAS− también funcionan como herramientas para comunicar el compromiso de la bodega con el medioambiente. Por esta razón, en ellas se destacan a los animales de la fauna local que hoy están en peligro de extinción o amenazados: flamenco (3SAPAS Malbec 2022 y 3 SAPAS Malbec Reserva 2022, 100 % Malbec), guanaco (3SAPAS Cabernet Sauvignon 2022 y 3SAPAS Cabernet Sauvignon Reserva 2022, 100 % Cabernet Sauvignon), puma (3SAPAS Malbec Gran Reserva 2021, 100 % Malbec) y cóndor andino (3SAPAS Blend de finca Incono: Rey del Aire, 65 % Malbec, 30 % Merlot y 5 % Chenin Blanc).
Recientemente, también han añadido dos blancos, un Sauvignon Blanc 2023 (100 % Sauvignon Blanc) y un Viognier 2023 (100 % Viognier), así como un Malbec Rosado 2023 (100% Malbec).
“Apostamos a este proyecto y al país a largo plazo. Como empresa joven, asumimos el compromiso de generar riqueza respetando y preservando nuestro ecosistema, porque no es posible lograr la sustentabilidad económica de un proyecto sin ser totalmente responsables con la naturaleza”, sostienen los suizos al pie de los Andes.
