BODEGA SÉPTIMA se levanta para complementar el paisaje de Mendoza, a 30 KM al suroeste de la ciudad. Es parte de Grupo Codorniú, empresa de la Familia Raventós, que adquiere las tierras a finales de los años ’90, y encarga el desarrollo arquitectónico al estudio BÓRMIDA & YANZÓN.
Este es el primero de una serie de posts que se proponen mostrar la riqueza arquitectónica de las bodegas argentinas. Decidimos comenzar este recorrido con Bodega Séptima, ubicada en Luján de Cuyo.
Cómo fue la construcción del la Bodega Séptima
La construcción de la bodega comienza en el año 99, junto con la plantación de los viñedos, y finaliza en el 2001. El proyecto contó con el seguimiento de Ricard Raventós, miembro de la familia propietaria, y estuvo presente durante los primeros 5 años de la bodega, hasta dejarla en pie y en funcionamiento. Antes de concluido el desarrollo de la bodega, las oficinas estuvieron ubicadas en un chalet de finca cerca de los viñedos.
Codorniú, en España, tiene una visión del negocio del turismo del vino que trató de replicar en su séptima bodega, y es principalmente por este motivo que se decidió hacer hincapié en la arquitectura del establecimiento, contemplando espacios destinados exclusivamente a la recepción de visitantes. Momento que coincide con un auge del turismo general en la provincia de Mendoza, y esta bodega constituía una gran apuesta. Por eso en este nivel frontal, o cara Norte de la bodega, está el Visitor Center, con una gran recepción que da la bienvenida a cualquier tipo de visitante. Desde la ruta se tiene una vista panorámica de la cara norte de la bodega, que se extiende imitando la direccionalidad de la Ruta Internacional Nº7, y se inserta también en perpendicular a la geometría de los viñedos.
Esta misma direccionalidad se tuvo en cuenta para organizar los momentos productivos del vino: fermentación, conservación y embotellado, que se corresponden con la dirección este-oeste.
La línea conceptual que se tomó para el desarrollo de la bodega se basó en la pirca andina (técnica muraria inca), con paredes de 14 metros de alto, alzadas con piedras andinas extraídas de las montañas más próximas, para hacer una concordancia con la identidad de la zona y adelantar las características topográficas. Los muros ayudan a conservar la temperatura dentro de la bodega, no sólo por el ancho, sino también por el poco paso de la luz. Los espacios abiertos y amplios también buscan ser coherentes con el lugar, como la terraza, y la plaza seca, desde donde las antiguas comunidades realizaban sus ofrendas a la naturaleza.
A los costados del ingreso principal, se encuentran dos escaleras que llevan al segundo nivel de la bodega, apto para las visitas, y que conducen al restorán y la terraza, que tienen como principal vista al Cordillera de los Andes. Para BODEGA SÉPTIMA, la arquitectura es un valor agregado. Si bien el motor principal es el vino, muchos turistas se ven atraídos por el aspecto arquitectónico de la bodega, y el poder disfrutar de la vista y los servicios.
Mientras la cara Norte de la bodega se destaca por los muros tipo pirca andina, la cara Sur, tiene amplios ventanales que favorecen el ingreso de la luz, pero no dejan que ingrese el sol directamente.
TERRAZAS DE SÉPTIMA
Curiosamente, en el interior de la bodega donde hay trazada una línea para los visitantes y otra para la parte productiva, se mantiene la luz adecuada, en algunos espacios natural y en otros (como en el Laboratorio) artificial.
Todos los espacios preparados para la recepción de los visitantes se mantienen limpios, despejados, y son aptos para recibir grandes cantidades de personas según los eventos que se realicen. La bodega suele organizar ocasiones especiales para disfrutar en primavera de las terrazas y el atardecer.
MOMENTOS DE LA CONSTRUCCIÓN
Esta es solo una parte del universo arquitectónico de las bodegas en nuestras regiones vitivinícolas. Semana tras semana, registraremos los espacios más destacados y representativos de la industria local.
FOTOGRAFÍAS:
TOM ESCOBAR
AGRADECIMIENTOS:
LAURA BRAVIN – Responsable de Turismo y Hospitalidad. Bodega SEPTIMA
ELENA MORETTI – Manager de Comunicación y Contenidos. Bórmida & Yanzón