Ubicada en Mendoza, Argentina, desde su fundación, Bodegas Fabre ha trabajado intensamente en la producción de vinos de calidad, con amplio reconocimiento a nivel nacional e internacional. Pero además, y durante los últimos años, Bodegas Fabre transformó su enfoque para incluir prácticas sostenibles en todos los aspectos de su operación. Este compromiso se refleja en una serie de iniciativas diseñadas para minimizar su impacto ambiental, mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores y la cadena productiva en general y contribuir positivamente a la comunidad local.
Bodegas Fabre y un sólido camino hacia la sustentabilidad
Hacia 2023, la Bodegas decidió unificar su Departamento de Calidad dentro del área de Sustentabilidad, con el objetivo de reforzar e integrar una mirada sustentable de los pilares sociales, ambientales y económicos. Este cambio no solo se enfocó en mantener la calidad del producto y la seguridad alimentaria, sino también en garantizar la seguridad y bienestar de los consumidores y trabajadores.
Pero el proceso de transición hacia una mirada más integral y sustentable inició mucho antes. En 2016, Bodegas Fabre comenzó a implementar el Protocolo de Sustentabilidad Vitivinícola de Bodegas de Argentina. Este protocolo incluye la medición exhaustiva del consumo de agua, energía y combustibles, así como el seguimiento de las emisiones de gases. En 2022, certificaron su protocolo de sustentabilidad tanto en la bodega como en la finca de Gualtallary, que produce la materia prima para la línea de exportación Viñalba. Esta finca preserva 3650 hectáreas de campo inculto, un refugio vital para la biodiversidad local. Este espacio natural alberga una rica variedad de flora y fauna, lo que contribuye significativamente a la conservación de los ecosistemas.
Las métricas, explica Natalia Marital, responsable de Sustentabilidad de Fabre, son fundamentales para identificar áreas de mejora y desarrollar estrategias para reducir el impacto ambiental.
En ese camino, desde hace cuatro años, Fabre también se somete a las auditorías de cuatro pilares SMETA, que evalúan estándares laborales, higiene y seguridad laboral, gestión ambiental y políticas de ética empresarial.
Mejoras sociales para un futuro comprometido
En enero de 2024, Fabre implementó un programa de beneficios para todos sus trabajadores, incluida una reducción de la carga horaria los viernes. Además, ofrece transporte para facilitar el acceso a la bodega de Perdriel, lo que también representa, explican, una manera eficaz de reducir la huella de carbono asociada al transporte de personal.
El vínculo con la comunidad es estrecho: Bodegas Fabre trabaja en conjunto con distintos actores sociales para gestionar los residuos de manera más eficiente. Un ejemplo distintivo y original es el programa de reciclaje de flejes de palets de botellas, que son enviados a la penitenciaría local para ser transformados en canastos. Además, colaboran con escuelas y vecinos mediante donaciones de materiales y otras necesidades identificadas en relevamientos comunitarios.
Al mismo tiempo, llevan a cabo otro programa integral de gestión de residuos que incluye la recuperación de vidrio, cartón y plástico. En alianza con la Municipalidad de Luján de Cuyo y con recuperadores urbanos –que hacen acopio de los residuos más pequeños–, se aseguran de que los materiales sean adecuadamente reciclados.
Vinos y sustentabilidad: un lazo profundo
Comprometidos con el cambio de paradigma, señala Natalia Marital, también decidieron modificar sus etiquetas por otras con un liner –el papel sobre el que se pegan los adhesivos– PET reutilizable para minimizar aún más los residuos. Al mismo tiempo y para disminuir el impacto ambiental de sus envases, Fabre ha reducido el peso de la mayoría de sus botellas a menos de 400 gramos.
Este cambio se ha implementado en colaboración con su proveedor de cristalería, Verallia, y se ha extendido a varias líneas de productos, incluida Gran Reserva. Hoy, Bodegas Fabre produce vinos 100 % veganos y está certificada por BRC Food, una norma reconocida globalmente que asegura la calidad y seguridad alimentaria de sus productos. Esta certificación es especialmente importante para mercados como el Reino Unido, donde la seguridad alimentaria es una prioridad.
Al mismo tiempo, están en proceso de completar el análisis de ciclo de vida de su producto Viñalba Reserva Malbec, con el objetivo de neutralizar o compensar su huella de carbono. Este análisis incluye toda la cadena de producción, desde la materia prima hasta el consumo final. Asimismo, están trabajando en calcular la huella corporativa total, con la ayuda de la plataforma Circular Carbón, para obtener indicadores en tiempo real y desarrollar planes de mitigación más eficaces.
Bodegas Fabre monitorea su consumo de energía en tiempo real y, según comenta Marital, está evaluando el uso de energías renovables. También utiliza caudalímetros para controlar el uso de agua en diferentes partes de la bodega y tiene un sistema de tratamiento de efluentes para reutilizar el agua en el riego agrícola. En sus fincas, emplean técnicas de riego eficientes, como el riego por goteo en Gualtallary.