Tres tendencias en blancos: White Blend, nuevos Torrontés y Chardonnay de altura

torrontes argentino - wines of argentina
Relevamiento vitivinícola zona Norte Wines of Argentina "Nanni winery" Vineyards at Cafayate, Salta.

Argentina es un país de tintos. Esa es la realidad en la imaginación de los consumidores. Sin embargo, lo que no todos conocen es que, silenciosa pero constantemente, la movida de vinos blancos está transformando el color local.

Sin ir más lejos, hay tres categorías dentro del mundo blanco que ya ofrecen perfiles modernizantes y con sabor autóctono. Si para muestra alcanza un ejemplo, solo en materia de Torrontés el perfil que hoy ofrece nuestro país se ha abierto en una serie de variantes: los clásicos, ricos en alcohol y florales; los nuevos, cítricos y de elevada frescura, y las combinaciones entre esos dos universos.

Tal fenómeno no solo sucede con esta variedad. También en materia de White Blend y Chardonnay hay horizontes propios. Pero empecemos por el comienzo…

Torrontés de hoy y mañana

El camino del Torrontés sigue el proceso general del vino en Argentina: mientras se exploran regiones más frías, tanto en la altura del norte como en el pedemonte de Cuyo, el vino migra de estilo. La razón hay que buscarla en los perfiles de madurez que permite la variedad.

En zonas de calor diurno, como Cafayate (Salta), madura rápido en términos aromáticos, achicando la ventana entre el perfil cítrico y el floral. De modo que, en esta región, domina lo azaharado y el paladar rico en alcohol. Por el contrario, en zonas más frías, como pueden ser Paraje Altamira, en el Valle de Uco (Mendoza), o Cachi y Molinos (Salta), en el Norte, la madurez marcha más lenta y la ventana de cosecha para cada perfil se agranda. Así, emerge hoy el Torrontés con aromas de mandarina, pomelo y naranja, con trazos florales, pero cuya boca es rica en frescura.

Ejemplos en cada caso son: para el estilo cafayateño clásico, Laborum Finca El Recreo 2018, Anko Flor de Cardón 2018, Gran Linaje 2017 (con un toque de roble), Collovati 2018 y San Pedro de Yacochuya 2018; entre los segundos, Susana Balbo Signature 2018 y Piedra Negra 2018, para Valle de Uco, y Adentro 2018 y Colomé 2019, para Cachi y Molinos. En el medio, por ejemplo, la rareza de El Esteco Old Vines 2018.

White Blend en alza

En la misma sintonía exploratoria, también asoman los vinos blancos de corte. La categoría incluso usa el nombre en inglés, White Blend, como un guiño diferenciador de estilo. Lenguaje aparte, el hecho de que las bodegas estén realizando cortes más atrevidos en materia de blancos da cuenta de un fenómeno interesante: la exploración de gustos combinando uvas, por un lado, y combinando regiones, por otro.

Otra vez el Torrontés emerge como una variedad capaz de estructurar nuevos blends, ya que es la blanca más plantada (8.188 hectáreas en 2018), mientras que completan la oferta Chardonnay y Sauvignon Blanc, en primer término, con Viogner, Semillón, Riesling y Tocai como detalles maestros. Dato: de estas otras variedades, hay poca superficie cultivada.

Incluso hay casos en los que el Torrontés no está presente. El resto de las variedades son las que marcan el rumbo, con algunos casos de estilo bordelés. Lo que termina sucediendo es que el perfil gustativo de los blancos ofrece complejidad, buen cuerpo y frescura. Particularmente, este último carácter es aportado por las zonas más elevadas, desde Los Chacayes a San Pablo y Gualtallary, en el Valle de Uco.

Buenos ejemplos de esta movida de White Blend son: Chakana White Blend 2018 y Susana Balbo White Blend 2018, entre los que tienen Torrontés; Proyecto Hermanas 2017, Luigi Bosca Blend del Alma 2018, Nieto Senetiner White Blend 2018 y Bianchi White Blend, en el resto de los cortes posibles. Para cortes bordeleses, Les Foux 2018.

Chardonnay de altura

Tupungato, en el Valle de Uco, concentra 1.193 hectáreas de Chardonnay. Alcanza el 59% de la superficie del valle y un quinto de la Argentina. Como región fría dentro de Mendoza, la altura es la principal variante. En particular cuando se asciende a Gualtallary, donde a contar desde los 1.450 metros sobre el nivel del mar se exploran temperaturas tan frías como La Borgoña, pero a pleno sol y con elevada radiación solar.

Esa ecuación tan curiosa de frío y sol extremo le confiere un perfil particular a la variedad que hoy está dando que hablar. En pocas palabras, consigue madurez plena sin perder frescura, de modo que ofrece aromas frutales y riqueza de paladar con acidez elevada. Se trata de un tipo escaso en el mundo.

Así son, por ejemplo, Adrianna Vineyard White Stone 2017, Fósil 2017, Benmarco Sin Límites Gualtallary 2018 y Otra Piel Gualta Suelo 2016.

En definitiva, en materia de vinos blancos Argentina es hoy un destino en la góndola. Llegará el día en el que también sea reconocida como un país de blancos y tintos.

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