DiamAndes, vinos con ADN francés e impronta argentina

DiamAndes

Alfred-Alexandre y Michèle Bonnie vivieron en Buenos Aires entre 1968 y 1970 y luego volvieron a Europa. Si bien ambos trabajaban en el mundo publicitario, su amor por el vino los llevó a comprar en 1996 el Château Malartic-Lagravière, un Grand Cru Classé de Graves (Burdeos, Francia). Pronto, el emprendimiento se amplió con la adquisición del vecino Château Gazin Rocquencourt, y eventualmente, el enólogo Michel Rolland los tentó con una nueva aventura: sumarse como socios al proyecto Clos de los Siete en Mendoza.

Seducidos por el potencial del suelo y por el increíble paisaje, los Bonnie compraron allí 130 hectáreas de terreno en el 2005 y, cinco años después, inauguraron DiamAndes. Diseñado por el estudio arquitectónico Bórmida-Yanzón, el edificio de la bodega configura un atractivo visual inmediato para el visitante y recibió varios premios internacionales gracias a su impactante diseño. 

Uno de sus principales atractivos es la Cripta, una sala que alberga los vinos de la colección privada de la familia Bonnie, en sus diferentes formatos y añadas. El visitante también puede disfrutar en DiamAndes de la propuesta gastronómica de Diam’s Bistrot & Bar a Vin, un restaurante boutique a cargo del chef Santiago Orozco Russo, con menú basado en productos locales y de estación, maridaje y -por supuesto- el toque francés presente en cada paso. 

Actualmente, Alfred-Alexandre y Michèle convirtieron a su pasión en un negocio familiar, al que se unieron su hijo Jean-Jacques en la elaboración de vinos, su hija Véronique en la parte financiera del negocio y su nuera Severine en la imagen, comunicación y marketing.

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DiamAndes: vinos con personalidad que respetan las tradiciones de Burdeos 

Donde también está presente el espíritu francés es en la manera de trabajar el viñedo y de encarar los vinos de DiamAndes. “Intentamos utilizar el conocimiento ancestral de los franceses en las prácticas de elaboración”, señala el enólogo Ramiro Balliro. 

“Lo primero que tratamos de hacer en el campo, a través de las prácticas culturales y del riego, fue profundizar las raíces de la planta para que tenga la posibilidad de autorregularse, y de extraer nutrientes y componentes de diferentes capas del suelo. En Francia, la profundidad de las raíces y la edad del viñedo son determinantes para el tipo y la calidad de vino”, agrega.

Además, para Balliro, la idea general de sacrificar potencia en el vino para ganar en equilibrio y elegancia es también una idea transmitida por el ADN francés de la bodega

“Preferimos intervenir lo menos posible. Sólo buscamos regular y controlar la temperatura del proceso fermentativo, y hacemos muy pocos movimientos durante la fermentación en los tintos, tratando de buscar la elegancia y la fineza que tienen nuestras uvas”. 

De esta manera, en bodega, la fermentación se hace totalmente en tanques de acero inoxidable diseñados por la familia Bonnie siguiendo el estilo utilizado en Burdeos, cuya conformación apunta a que la temperatura sea más homogénea, se controle con más precisión y se eviten movimientos innecesarios del vino dentro del tanque durante las extracciones. 

Luego de la vinificación, la mayoría de los vinos de DiamAndes se crían en barricas de roble importadas directamente de los mejores toneleros franceses. La crianza se ubica entre los 10 y los 18 meses según las gamas y variedades. 

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Rendir tributo a la uva

Desde el 2017, DiamAndes trabaja de manera orgánica sus uvas utilizando fertilizantes naturales y agroquímicos biodegradables, aspirando a conseguir la certificación orgánica para todo el viñedo en 2023. Además, en el 2019 obtuvieron la certificación vegana para todos sus vinos. 

“También tenemos prácticas de siembra de verdeos para poder nutrir y mejorar la estructura del suelo, y un programa en donde tratamos de favorecer el desarrollo de las malezas naturales del campo haciendo una selección natural de esa materia orgánica”, agrega Balliro. 

Todo rodea a la misma idea: la de rendirle honores a la uva, tanto en el viñedo como durante la elaboración y la conservación, para tener un producto que mantenga la máxima pureza posible. 

“Nuestra intención, además de hacer grandes vinos, es respetar las características que trae la fruta del campo para que podamos hablar de nuestro lugar, de nuestra forma de trabajo y de nuestra filosofía”, resume Balliro. 

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Los vinos de DiamAndes

Actualmente, la bodega cuenta con tres líneas. La línea de entrada incluye el rosé malbec L’Argentin de Malartic, Perlita Chardonnay y Perlita Malbec-Syrah, pensados para el consumo rápido, pero manteniendo la calidad. 

La línea reserva, DiamAndes de Uco, cuenta con Viognier, Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah y Cabernet Franc 100% varietales, diseñados para realzar la experiencia del maridaje gastronómico. 

Finalmente, Diamandes de Uco Grande Reserve Chardonnay y DiamAndes de Uco Grande Reserve Malbec-Cabernet son los dos vinos ícono de la bodega, que combinan lo genuino del terroir con la tecnología de punta aplicada en la producción.

Alrededor de un 90% de la producción se destina a las exportaciones, aunque siempre buscando cubrir las necesidades del mercado interno. Estados Unidos, Canadá y Asia son los principales mercados fuera de las fronteras argentinas. 

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