El reciente reconocimiento de la Guía Michelin Buenos Aires 2025 al equipo de sommeliers de Trescha como el mejor del año no solo celebra el talento de Elena Fernanda Cabrera y Leonel Ismael Castro Ortiz, sino también un trabajo meticuloso, sensible y conectado con la propuesta del restaurante.
En Trescha, el restaurante de cocina experimental liderado por el chef Tomás Treschanski en Buenos Aires, cada paso del menú es una puesta en escena. Y si el corazón de ese espectáculo es la cocina, el alma está en la copa. Desde su apertura, Trescha se consolidó como uno de los espacios más estimulantes de la escena gastronómica porteña. En 2023, recibió una Estrella Michelin en la primera edición de la guía francesa en Argentina (que confirmó en 2025), y su chef, Tomás Treschanski, fue distinguido con el Young Chef Award, convirtiéndose en el cocinero más joven de todo el continente americano en obtener ese reconocimiento. A esto se sumó la inclusión del restaurante en The World ‘s 50 Best Discovery, que celebró el espíritu inquieto y experimental de su propuesta.
Trescha: Elena y Leonel, los mejores sommeliers 2025, según Michelin
Llegaron a Trescha con recorridos diferentes, pero igual de sólidos: Elena comenzó como bartender, fue camarera y llegó a ser la encargada de vinos en La Casa de Adán. Pasó por Don Julio y El Preferido de Palermo (también premiados por la Guía) antes de sumarse a Trescha a fines de 2023. Estudió sommellerie en la Escuela Argentina de Vinos (EAV) y luego en CAVE, donde actualmente cursa el último año.
Leonel tiene formación como cocinero en el IAG (Instituto Argentino de Gastronomía) y trabajó durante siete años en cocina antes de volcarse al mundo del vino. Fue parte del equipo de El Preferido de Palermo, de La Malbequería y de Uni Omakase, donde fue Head Sommelier. A finales de 2024, se incorporó al equipo de Trescha.
Este reconocimiento se suma a otro hito importante en el mundo del vino argentino dentro del universo Michelin: en 2023, Martín Bruno, Wine Director y Sommelier de Don Julio Parrilla, fue distinguido por la guía como el Mejor Sommelier del Año, en la primera edición publicada en el país.
Dos cavas, todos los vinos
Actualmente, Trescha maneja entre 850 y 900 etiquetas de vino, con más de 5000 botellas distribuidas entre dos cavas principales, una para blancos y otra para tintos. La carta es dinámica y está en constante evolución, como todo en Trescha: “Estamos en movimiento permanente, sumando nuevas cosechas, productores y estilos”, explican los sommeliers.
El foco -aseguran- está puesto en mostrar la diversidad del vino argentino, con cepas poco tradicionales, regiones emergentes y proyectos independientes, aunque sin dejar de lado vinos internacionales que amplían el lenguaje de la experiencia total del restaurante.
“El premio de Michelin fue una alegría enorme”, confiesan. Sin dudas, este reconocimiento es un respaldo a la excelencia y, sobre todo, a la creatividad del maridaje. “Es un impulso para seguir creciendo. Ahora hay más atención sobre lo que hacemos, y eso nos empuja a redoblar el compromiso. También es un orgullo que se haya valorado el trabajo con el maridaje sin alcohol, que lleva muchísimo desarrollo y pruebas detrás”.
En un restaurante como Trescha, donde los platos de Tomás Treschanski exploran texturas, temperaturas y sabores inesperados, el maridaje nunca fue pensado como algo accesorio. “El diseño nace siempre en conjunto con la cocina”, cuentan Elena y Leonel.
Cuando un plato se acerca a su versión final, el equipo completo se sienta a probar y pensar en grupo: “Probamos diferentes vinos o bebidas sin alcohol, ajustamos, descartamos, afinamos. A veces se trabaja por contraste, a veces por afinidad, pero siempre con la idea de que el maridaje acompañe y eleve la experiencia sin opacarla”.
Aunque priorizan los vinos nacionales, no dudan en sumar etiquetas internacionales cuando aportan profundidad. “Usamos jereces, sakes, oportos, sauternes o Tokaji cuando tiene sentido, siempre buscando ampliar los matices sin perder identidad”, explican. Porque el objetivo no es solo acompañar la comida, sino también contar una historia en cada copa. “A veces buscamos un desafío al paladar del comensal: Todo depende del plato, del momento, del recorrido que queremos construir”.
El servicio del vino, además, se da en un espacio muy particular: la barra, donde sucede buena parte de la experiencia de Trescha. “La cercanía nos permite ajustar cada detalle en tiempo real, acompañar de forma más personal, generar una experiencia íntima”, dicen.
Con tantos galardones ganados en tan poco tiempo, ¿qué sigue? “Nuestro objetivo es seguir creciendo, afinando, buscando”, afirman. “Y aunque el reconocimiento internacional es bienvenido, lo que los motiva día a día es esa búsqueda constante de coherencia, belleza y sentido. Cada plato, cada copa y cada paso del menú es una oportunidad para contar algo”.
La mirada de Tomás Treschanski, siempre curiosa, desafiante y abierta a la colaboración, es clave en este proceso. Su cocina experimental no solo habilita, sino que exige, un trabajo de maridaje profundo y arriesgado. El vínculo entre cocina y sommellerie en Trescha no es jerárquico ni rígido: es horizontal, creativo, vibrante. Una conversación continua en la que el vino, lejos de ocupar un lugar secundario, se vuelve protagonista.
En definitiva, el premio de la Guía Michelin no hace más que confirmar algo que los habitués de Trescha ya sabían: que el vino, en manos de Elena y Leonel, no es una bebida más, sino un hilo conductor que transforma la experiencia gastronómica en algo único.
Acerca de Trescha
Trescha es una experiencia de Chef Counter para solo 10 comensales. Es un espacio único en el que se puede vivir el fine dining de una manera diferente en Buenos Aires. El salón principal cuenta con una barra que les permite a los comensales interactuar directamente con la cocina y en cada plato se reconoce el enorme trabajo que se realiza en la Test Kitchen, el área de I+D que es el verdadero corazón del proyecto.
Murillo 725, Villa Crespo, Buenos Aires +598 5572 7724 @trescharestaurant
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